La elaboración del lino, o llino, en Castrillo de Cabrera ha sido una de las tareas más laboriosas y tradicionales de la comarca de Cabrera, en León. Este proceso, llevado a cabo en las pozas históricas del pueblo, es un testimonio del profundo conocimiento y la dedicación de sus habitantes.
Siembra y cuidado del lino
El ciclo comienza con la siembra de la linaza en primavera, entre marzo y abril. Las semillas se plantan cuidadosamente y, cuando las plantas alcanzan una altura de aproximadamente 15 cm, se inicia un riego regular. Este riego frecuente propicia la aparición de malas hierbas, que deben ser eliminadas en un proceso conocido localmente como xeixar.
Floración y recolección
Una de las etapas más visualmente impresionantes es la floración del lino, con sus delicadas flores azules que llenan los campos de color. Una vez que las plantas han madurado y las semillas se han curado, se procede a la recolección. Las plantas se arrancan con raíz y se trenzan para facilitar el siguiente paso: el desgranado o repiado, donde las semillas se separan del tallo.
Cocción en las pozas
Los tallos, ya desgranados, se agrupan en gavillas (mañizos) y se sumergen en las pozas para ablandarlos en un proceso llamado cocer. Este paso crucial dura unos 15 días, durante los cuales las fibras del lino se suavizan. Al finalizar este periodo, las gavillas se sacan del agua, se desatan y se extienden al sol para secarse.
Mazar y separación de fibras
Una vez secas, las plantas se vuelven a atar en haces (gaviellas). La siguiente etapa es la separación de la cáscara de la fibra, que se logra golpeando las plantas con una maza (mazar). Este proceso permite obtener las fibras más finas (frebas) separadas del resto de la cáscara (tascos).
Espadado y rastriado
El espadado es una técnica que utiliza herramientas específicas como la fiteira y la espadiella para afinar aún más las fibras. Tras este proceso, se confeccionan los cerros, las fibras sin hilar, que se pasan por el rastriello. Este artilugio divide el lino en tres partes: los cerros, la estopa y los tascos.
Hilado y blanqueado
La siguiente fase es el hilado (filar), donde las fibras se convierten en hilos que se enrollan en mazorcas (mazarocas). Estas mazorcas se pasan por la devanadeira, transformándose en madejas (madeyas). Las madejas se lavan en agua muy caliente y se blanquean con ceniza (cernada). Una vez secas, se forman ovillos (gorgoyos) que se llevan al mercado de Quintanilla de Losada.
Uso final del lino
En el mercado, los ovillos se entregan a los tejedores de Escuredo (Zamora), quienes los convierten en teladas para elaborar productos finales como sábanas y camisas. Los tascos que no se entregan a los tejedores se utilizan para preparar mantas de tírelos, manteniendo así cada parte de la planta en uso.
El proceso de elaboración del lino en Castrillo de Cabrera no solo es un testimonio de la habilidad y paciencia de sus habitantes, sino también una tradición que conecta a la comunidad con su pasado agrícola y cultural